domingo, 18 de julio de 2010

UNA OPORTUNA LLAMADA

Anoche recibí tu llamada, como siempre estuviste encantador y como siempre despertaste todos mis sentidos.

Estuvimos largo rato hablando, riéndonos y contándonos cosas. Siempre me haces reír.

Después de casi una hora de estar hablando, me comentaste que harías un viaje, y que te encantaría verme. Yo no lo podía creer, tanto tiempo sin vernos, tantos deseos acumulados y por fin eras tú el que reclamabas que deseabas verme. Yo no decía nada, no quería dar la sensación de premura, hasta que al final me preguntaste si realmente me apetecía.

¿ Apetecerme ? Pero si estaba deseando, me moría de ganas por volver a estar contigo, y te contesté :

--- Si, la verdad es que estaría bien volver a vernos.

Mi contestación te dejo un poco sorprendido, y así me lo hiciste saber.

--- Te noto un poco apagada, como si realmente no te hiciera mucha ilusión.

¿ Apagada ? ¡ Madre mía ! Solo tenía que haberme visto en ese momento, si así hubiera sido se hubiera dado cuenta de mi excitación. Pero no quería parecer deseosa...no.


Le respondí que sí, que me apetecía mucho, que estaba un poco cansada, eso era todo.

--- Bien, entonces quedamos así ¿ Nos veremos ?

--- Claro que sí, nos veremos.

Nos despedimos y colgué.

¿ Cómo puede conseguir que mi cuerpo reaccione de esa forma solo con escuchar su voz?

Me quedé largo tiempo con el teléfono cogido en la mano, sobre mi pecho y con una sonrisa en mi cara. Recordé los momentos en los que estamos juntos... su forma de tocarme, sus besos, sus ojos clavados en mis ojos cuando me está haciendo el amor...y cuando me quise dar cuenta estaba yo acariciandome.


Estaba húmeda, muy húmeda y necesitaba sentir. Fui recorriendo mi cuerpo, acariciaba mis pezones que estaban especialmente sensibles, a la vez que con mi otra mano mis dedos exploraban mi clítoris y mi vagina.


Me abandoné a esa sensación. Cuando estoy así de excitada mi cuerpo responde a todas mis caricias, y con mi mente en Charly me masturbé, llegando al orgasmo varias veces, hasta quedar totalmente rendida.


Anoche dormí estupendamente.


©Paola

sábado, 19 de junio de 2010

TU CUERPO

¡Cómo me gusta tu cuerpo
cómo me gusta tu aroma!
Me emborracha de placer
tu perfume, ese olor tan natural
que me lleva a la locura
cuando pegada a mi cuerpo estás.
Recorro tu piel con mi lengua
hasta aprenderlo de memoria,
mis manos te dibujan,
mis labios penetran en tí
hasta el más profundo
rincón de tu ser
y el calor de tu cuerpo
puedo percibir.

Amándote con locura
dejando el néctar de tu miel
en mi piel, en mis labios
y en todo mi ser.
Libar de tus labios
un beso cálido y profundo
que hace que me olvide del mundo
cuando en tu cuerpo estoy.
Aroma de mujer,
aroma de amor,
me llevas a tu mundo
cuando hacemos el amor.

Javi


viernes, 14 de mayo de 2010

NOCHE EXPLOSIVA


Hoy tendremos una noche especial mi amor, deseaba sentir tus besos, mi cuerpo te necesitaba, por eso cielo cierra tus ojos, dame tu mano, yo te guiaré, te amarraré de pies y manos.

Hoy te sorprenderé. Solo déjate llevar.

Tú, como amante obediente, cumple mis deseos…

Te tumbo en la cama, aún vestido, de eso me encargaré más tarde, te ato las manos y te susurro al oído…

Abre los ojos, escucha, ¿te gusta esta música mi amor? Es nuestra preferida, ¿recuerdas?

Hoy bailaré para tí.

Mi cuerpo baila al ritmo de la canción, me toco sensualmente mis senos, mis nalgas, muevo mis caderas, acaricio mis pezones.


Mírame cómo me acaricio…

Yo se que te gusta, te gusta que juegue para ti, que la complicidad que nos une nos haga ser libres, tú en mí y yo en ti.

Suavemente dejo caer el camisón de seda negro que llevo esta noche… debajo… solo mi piel…

Sigo bailando para ti, mientras lentamente me acerco hasta la cama… tú me miras, te muerdes los labios, estas excitado… lo sé.

¿Quieres tocarme verdad?

Completamente desnuda… para tí.

Me siento sobre tí, y al ritmo de la música me muevo, mientras desabrocho tu camisa, mis dedos recorren tu piel suavemente, bajo la cremallera de tu pantalón, puedo notar por el bulto de tus slips, la excitación de tu pene… termino de desnudarte por completo…

Recorro tu cuerpo con mi lengua desde tu boca hasta tus pies, muy despacio, suave, lento, tu cuello, tus hombros hasta llegar a tu pecho que arde nada más sentirme cerca. Continúo mi camino, recorriendo tu estómago y deleitándome en tu ombligo, abajo hasta llegar con mi lengua hasta tu pene, está hermoso, fuerte, esperándome ansioso…


Solo deseo prolongar este placer que ambos sentimos un poco más, acomodo tu pene entre mis senos, mientras lo froto y acaricio…tú me suplicas que te suelte las manos… pero aún no es momento.

Gimes, te muerdes los labios, jadeas sin parar…

La imagen de tu pene entre mis pechos sé que te excita…

Pero el deseo de tenerlo en mi boca, me consume… Me levanto, me recojo el pelo, sé que te gusta ver mi cara cuando me acomodo entre tus piernas…

Empiezo por tus pies, quiero hacerte sufrir en la espera, me deleito en cada dedo, mi lengua pasa por en medio de cada uno…

Tú te mueves, no paras de gemir, sigo subiendo por tus muslos, los muerdo suave mientras mis dedos empiezan a acariciar tus testículos, sigo subiendo mi lengua se detiene en tus ingles, acariciándote con mis labios, empiezo a chupar tu pene, poco a poco, primero despacio, en la punta… bajo hasta casi sentirlo en mi garganta, muevo mi lengua de arriba a abajo, chupeteo la punta y le doy pequeños mordiscos juguetones, me ayudo con las manos, para ir acariciándola, lento y suave, para ir aumentando el ritmo de mis manos y mi boca…


Tu pene está a punto de estallar, tus gemidos aumentan, me suplicas, pero no te desataré hasta el final, este es mi momento…

Sigo chupando tu pene, que cada vez está más grande, fuerte y hermoso, lamo y mordisqueo tus testículos, mis manos agarran tus muslos para hacerte subir un poco más, mi lengua juguetea ahora con tu agujerito, tus gemidos son una delicia para mis sentidos…

Acaricio con mis manos fuertemente tu sexo mientras mi lengua y mi boca lo devoran sin parar, te mueves, te arqueas, jadeas mas fuerte el momento que espero está por llegar…

Y aumento el ritmo de mi boca y mi lengua, hasta que no puedes más y explotas en mi boca, haciéndome la mujer más feliz y única de este mundo.

Sigo chupando hasta no dejar nada, sigues jadeando y suplicando que te suelte…


Déjame terminar amor…

Te suelto las ataduras de tus manos…

¿Te ha gustado amor?

Por respuesta, me agarras del cuello y me besas como si fuera el último beso de nuestras vidas.

By Dama


domingo, 25 de abril de 2010

DULCE DESPERTAR


Me desperté en la mañana después de un sueño reparador, mojada y con ganas de amar. Me acerqué a Charly, que aún dormía y sin muchos preámbulos me dediqué a despertarlo con besos en su sexo, acelerando la pasión con mi lengua y suaves mordiscos. Su pene se despertó y se endureció de las ganas, mientras yo seguía ocupada disfrutando su sabor y textura. Luego me pidió:

-- Amor, para, que aún no quiero correrme.

Le dije con voz muy suave:

--- Pídeme lo que quieras, hoy quiero complacerte.

Él se sonreía, diciendo:

--- Muy bien, quítate el tanga. Te quiero desnuda y quiero ver cómo te masturbas para mí.

Hice lo que me pidió, sin protestar. Mojaba mis dedos con el néctar de mi sexo lujurioso, llenando de aromas la habitación.

Me miraba extasiado, con esa mirada llena de deseo.

--- Está prohibido correrse hasta que yo te lo ordene. Colócate de espalda y de rodillas.

Sin decirme nada, Charly empezó a besarme y a acariciarme por todos mis rincones. Con el recorrer de su lengua yo no podía evitar estremecerme. Mi piel se erizaba y él me agarró por las caderas y con su pene me acariciaba el culito y la entrada de la vagina, jugando con mis jugos y mis labios. No aguantaba más, me volvía loca con su juego y le pedí que por favor me penetrara.

--- ¡No!... me gritó dándome una fuerte nalgada, será cuando yo quiera, calla y obedece.

Mi excitación aumentaba. Mojó un dedo en mi vagina y lo saboreó con placer. Me empezó a lamer la rosita suave, poco a poco y subiendo por el camino que une mi vagina con mi culito, saboreándome toda, mientras con sus manos me apretaba mis hinchados pezones. Mis gemidos se habían convertido en gritos.

Cuando me penetró fue salvaje, me embistió de espaldas y comenzó a moverse frenéticamente, mientras yo gritaba y gemía. Cuando estaba a punto de correrme, se salió de mí. Casi lloro.


Él reía. Me besó largamente en la boca y comenzó a jugar otra vez con mi sexo, que estaba húmedo y delicioso. Me acostó en la cama y colocó mis piernas sobre sus hombros penetrándome profundamente. Siguió bailando en ese acople perfecto, mientras yo gritaba y lloraba de placer. Nuevamente salió de mí, casi haciéndome enloquecer. Su pene parecía crecer aún más. Comenzó a chuparme la vagina, exquisitamente. Yo estaba deseosa de más.

Recorrió mi cuerpo con su pene llenándome de ese olor a él por todas partes, cuando pasó por mi cara, no pude aguantarme y me lo metí en la boca. Él me agarró por los cabellos y me recordó que iba a hacer lo que él quisiera. Me acostó boca abajo y me penetró por detrás, me dio permiso para correrme, cuando él también estaba a punto. Mi orgasmo fue intenso, él me esperó y luego sacó su pene de mí y terminó, llenándome de su semen caliente la espalda.

Se acostó a mi lado, dándome un beso cariñoso y diciéndome:



--- Paola, ya nos tenemos que ir a trabajar. Pero me esperarás en casa a las cinco, porque tenemos pendientes más juegos.

--- Te amo Charly, es lo único que dije a mi extraordinario compañero.

©Paola

martes, 6 de abril de 2010

DESEOS

He sentido que deseas hacer
el amor y me siento excitado,
no domino mi deseo
todo mi cuerpo se agita
con sacudidas y fuego.

Quiero besar tu boca
como la primera vez
y apretar con mis manos
tus cálidos senos,
necesito sentir como crecen
tus pezones entre mis dedos
y que las lenguas bailen
lujuriosas en los besos.

Quiero ver como tu vientre
se aprieta contra el mío
y que enrosques tus piernas
mojándome con tu sexo.

Sí, hoy necesito tanto
llenar todos tus huecos
que me duele no tenerte
y morirme por hacerlo.

Ver tus ojos que me miran
en los últimos escarceos
que nos llevan a la dicha
cataratas de placer,
y cómo esa sonrisa
amplia, y agradecida
se acerca para besarme
una y otra vez.

Pero soñaré que te tengo.

Javi

lunes, 15 de marzo de 2010

CALOR EN LA PLAYA


En la playa la mañana era inmejorable. La sensación de placer era constante desde que había llegado a pasar una semana de vacaciones. La temperatura del aire en combinación con su suave brisa, producía en mi cuerpo una sensación que podía comparar a la que se siente cuando rozan tu piel con los dedos casi sin tocarte.

Tendida en la arena blanca en aquella cala preciosa medio oculta y solitaria que el gerente del hotel me había recomendado, estaba medio dormida cuando llegaste tú y te pusiste delante de mi cerca de la orilla.

Ya te había visto la noche anterior en la fiesta que dieron en el hotel como bienvenida, rondándome con tu mirada, y embriagándome con tu aroma y casi rozar mis labios al pasar por mi lado para dirigirte al otro lado del jardín.


Parecías dispuesto a provocarme sin rodeos, tocándote al tiempo que me mirabas al ponerte el aceite bronceador.

Pronto tomaste la iniciativa cambiando de posición en tu toalla quedando ahora cabeza hacia el mar y tus piernas hacia mÍ.

Después de los primeros instantes en los que te tocabas por encima del bañador, cogiste una lata de cerveza, la abriste y la derramaste en tu bañador apartándolo con la otra mano para que la cerveza mojase directamente tu sexo, mostrándome claramente toda la operación.


Me incorporo y después de recorrer con la mirada tu perfecto cuerpo, camino hacia la orilla, el agua está deliciosamente templada. Recojo el líquido azul en el hueco de mis manos y me la echo por el pelo, desde donde baja por mi espalda, por mi vientre y por mi sexo. Voy sumergiéndome poco a poco en las cristalinas aguas. Estoy completamente húmeda, completamente mojada.

Te levantas y vienes hacia mi, te metes en el agua, tus brazos se estiran para acercarlos hasta mi cintura y con suave pero enérgico movimiento me atraes hacia tí, un escalofrío excitante recorre todo mi cuerpo cuando te acercas y suavemente rozas mis labios deslizando tu boca por mis mejillas, para susurrarme en la oreja ¡¡¡Te deseo!!!. No dejas de acariciarme todo el cuerpo, cosa que me hace sentir muy excitada.

Me aprietas un pecho bajo el agua y me rozas el pezón delicadamente con la yema de los dedos. Yo acaricio tu pene, rodeándola con la mano, tienes una gran erección, mis pezones también se han endurecido.


Tu mano baja hasta mi dulce sexo. Con el dedo índice inicias una serie de caricias circulares en torno a mi clítoris. Tengo que morderme el labio inferior para reprimir mis gemidos. Otro dedo más atrevido penetre entre mi tesoro, hundiéndose entre mis piernas.

Al juguetón dedo se le une un segundo. Mi respiración se acelera más cuando me alzas y tu miembro duro empieza a penetrarme. Siento como avanza cada centímetro de esa bendita carne en mi, haciéndome ver las estrellas del placer que siento.

Tus arremetidas son largas y lentas, haciéndome sufrir con tal dulce tormento. Mientras juegas conmigo a tu antojo, me susurras al oído obscenidades sobre mi cuerpo, lo caliente que te pongo. Mi primer orgasmo llega bruscamente, una corriente eléctrica que recorre toda mi columna bajando hasta mi sexo. No he podido evitar que mis jadeos escapasen de mi garganta compartiéndolos con toda la playa.

Ahora tomo yo la iniciativa, y empiezo a subir y bajar mis caderas de forma elíptica cada vez más rápido aprovechando el ritmo de las olas. Ahora eres tú quien empieza a gemir, las tornas han cambiado y te hago sufrir porque no podrá durar mucho más, empiezo un movimiento giratorio y vibrante con la pelvis, con un ímpetu impropio de mí, de manera que froto mi clítoris contra la base de tus testículos cada vez que bajo.

Las arremetidas se vuelven violentas. Mis pechos golpean una y otra vez la superficie del agua y tú me los agarras con desesperación desde atrás con tus manos. Entonces tu cuerpo se pone rígido, tu sexo palpita y crece aún más segundos antes de descargar su savia en mí, rugiendo como un león en celo. Eso me hace llegar a mi fantástico segundo orgasmo, incluso más intenso que el primero. Abro la boca poniendo los ojos en blanco, arqueando la espalda, y rompiendo los dos en tremendos gemidos.

Recuperamos el aire de forma lenta y paulatina, parecemos dos peces que hubieran sacado del mar contra su voluntad. Me giro hacia ti, nos sonreímos y besamos tiernamente. Mientras nos dirigimos a las toallas, no paro de pensar en los juegos que nos aguardan y por qué no, la prometedora semana de vacaciones.

by Dama


sábado, 6 de marzo de 2010

SUCEDIÓ ESTA TARDE

Me pego una ducha, me seco el pelo, pongo crema en toda mi piel y me pongo cómoda: sólo llevaré puesto una braguita brasileña y una camiseta de tiras de color blanco con corazoncitos rojos.

Las braguitas son rojas y marcan perfectamente mis nalgas, me siento cómoda y a gusto. Echo un último vistazo al enorme espejo que cubre una de las paredes de mi habitación, me gusta mirarme, me siento bien.

Extiendo un poco de crema que aún me queda en una de mis nalgas y aprovecho para acariciarme las piernas, las recorro de arriba abajo con mis manos, están suaves, algo bronceadas por mis baños mañaneros en la playa.

Noto como mis pezones se van tensando bajo mi camiseta…

Me tiendo en la cama, enciendo el portátil y suena ese ruido característico, doblo mis piernas al más puro estilo yoga y coloco el portátil sobre ellas.

Abro mi messenger, veo en el hotmail el correo que me ha mandado Charly y vuelvo a verlo, lo detengo cuando aparece su foto… ¡cómo me pone su boca! Esos labios tan carnosos, ¡cómo me los comería!

Noto como poco a poco mi sexo comienza a humedecerse, ¿cómo es posible que sólo esa foto obre este milagro?

Siento el calor que produce el portátil sobre la piel de mis muslos y un ligero cosquilleo recorre mi sexo.

Imagino las manos de Charly recorriéndome toda la piel, vuelvo a sentir que mi sexo se enciende… mis pezones vuelven a tensarse… mi cuerpo tiene ganas de ‘guerra’ ¿qué puedo hacer?

La última imagen que guardo en mi retina son los labios de Charly, algo tendré que hacer, tengo ganas de que me haga el amor, quiero sentir su sexo en mí.

Tengo que quitar este aparato de mí, …. lo pongo a mi lado con la imagen de Charly ocupando toda la pantalla, no hay nada que no sea su cara, sus ojos, su boca, ¡ay su boca!

Meto mi mano por las braguitas, uuuuffff como me pone ver esos ojos clavados en mí… comienzo a acariciar mi sexo, con la otra mano pellizco uno de mis pezones, paso mi lengua nerviosa por mis labios, imagino que no es la mía, que es la de Charly la que me recorre, acaricio todo mi cuerpo imaginando que son sus manos.

Sigo acariciando con pasión mi sexo, llego hasta mi clítoris, uuuufff, cuanto placer, con uno de mis dedos llego hasta la entrada de mi vagina, está completamente húmeda esperando a que mi chico me penetre.

Esta vez tendré que hacerlo sola, él está lejos, pero tengo su foto, su imagen en mi cabeza y es como si estuviera aquí, me desprendo completamente de mis braguitas y quedo completamente abierta mientras sigo moviendo rápidamente mis dedos sobre mi clítoris, cada vez más, cada vez más, y más y más…. Oh sí mi amor, cuanto necesitaba esto.

Ahora las dos manos sobre mi sexo, mientras los dedos de una de ellas entran y salen de mi vagina completamente lubricada, la otra acaricia rápida mi clítoris…. Así, así, así, rápidamente, con deseo, con pasión…. Comienzo a gemir, el orgasmo está cerca, muerdo mis labios, todo mi cuerpo se tensa, abro y cierro las piernas mientras aprieto mis manos más y más en mi sexo….

Oh sí, Charly no pares, no pares, sííííííí, tras un grito me corro de placer, abro los ojos y miro a ésos que ahora me miran, y veo esos labios, y muerdo los míos y los acaricio con mi lengua como si fuera la de él.

Me acabo de correr pero sigo completamente encendida, ¡cuánto te deseo mi amor! Tendré que seguir apagando este fuego.

Disculpa Charly… hoy me he dado un homenaje yo misma pensando en ti, cielo mío.

©Paola

viernes, 26 de febrero de 2010

PLACER

Esa última noche que teníamos
para nosotros dos
estabas muy decidida
además de excitada
y ante mí, arrodillada
mirabas mi cara traspuesta
mientras con tu mano
mi miembro apretabas.
La lengua lamía su tronco
y tu mano lo recorría
haciendo que creciera tanto
que palpitaba nervioso
mientras buscabas la manera
de frotar en mis glúteos
tu sexo húmedo y depilado
hasta que lo llevaste a tu boca
engullendo, y succionando
lo que llevabas rato tocando.

Una mano tuya bajó a mis nalgas
acariciando también la parte baja
de la espalda y
no dejabas de chupar
ni de frotarte enloquecida.

Yo sentía en mi pierna tu humedad,
y lentamente
sin dejar de mamar golosa
yo agarraba tu cabeza
empujando con mi cuerpo
metiendo aún más adentro
mi pene en tu boca
y me mirabas
y te miraba
y te corrías con el frotamiento
mientras mi semen salía
a puro chorro de deseo
y lo tragabas sedienta
y yo gritaba como loco.

Pero eso no era todo,
casi como poseída
te incorporaste enseguida
y te sentaste sobre mi
para ser penetrada también.

Tus labios engullían mi pene
tus pechos tapaban mi rostro
saltabas sobre mi con furia
con un deseo intenso
frotándote contra mi
mientras te llenaba
cuerpo con cuerpo
boca con boca.

Me besabas mientras me arañabas
nuestros cuerpos sudorosos
jadeos, callados, pieles brillantes
temblores ya conocidos
espasmos electrizantes
y un beso tan largo
mientras nos relajábamos.
Nuevamente bañados
tu interior, y todo yo
pero no te salías...
sabías que querías más
y lo exigías...

Javi



martes, 9 de febrero de 2010

DULCE ENCUENTRO


Abro mis ojos y entra por la ventana el empezar de un día soleado, son las 7 de la mañana… anoche me costó dormirme, echaba de menos al dueño de mis sueños, hacia unos días que no sabíamos nada el uno del otro.

Me incorporo de la cama, la jornada se presenta calurosa, me voy a la ducha, imaginándote a mi lado acariciando y enjabonando mi cuerpo. Hace tanto calor que ni siquiera me seco, directamente me vuelvo a la cama, estoy algo perezosa, cuando suena mi teléfono, y eres tú…

--- Hola cielo, que tal estás? apenas logro escucharte cuando se corta la llamada, qué decepción, me apresuro a llamarte yo, cuando llaman a la puerta (quién será a estas horas ?)

Me pongo una camiseta encima voy a abrir. ¿ Quién es ?, pregunto y al escuchar tu voz, mi corazón da un vuelco, mis piernas tiemblan…, al abrir allí estás tu delante de mi puerta.

Tu sonrisa la que me hace perder el sentido.

Temblando, abro la puerta, sonríes al tiempo que me dices,

--- ¡ Sorpresa !!

No soy capaz de articular palabra.


Después de darme un dulce beso en los labios, solo te puedo decir…

-- Pero aquí, por qué no me has avisado?

Temblaba sin parar… cuantas noches había soñado con tenerte delante de mí, y ahora que te tenía no podía creérmelo.

Eres más guapo de lo que ya había visto de ti, tus ojos en los que me encanta perderme, tus labios que tantas veces había imaginado su dulzura, su calor y su pasión.

-- Decidí darte una sorpresa, me dijiste, así que cogí el avión y aquí estoy.

Te acercaste más a mí y pusiste tu mano alrededor de mi cintura, y susurrándome al oído me dijiste:… este era nuestro sueño, lo que tanto deseábamos, y ahora ya es realidad.

Pasaste la yema de tus dedos por mi cara para terminar dibujando mis labios con ellas, tu mano se deslizó hasta mi nuca y con mucha dulzura y suavidad posaste tus labios sobre los míos, el beso hizo que perdiera el norte, que me volviera vulnerable entre tus brazos, en ese momento me sentía como una auténtica reina.

Me tomaste de la mano y me llevaste a la cama, ibas desnudándote por el camino sin pérdida de tiempo, yo no dejaba de temblar, te acercaste a mí, y me sacaste la camiseta, mientras tus ojos recorrían cada centímetro de mi cuerpo, por el que pasaban mil y una descargas.

Notaba como entre mis piernas la humedad iba en aumento mientras tus caricias me volvían loca, y tu miembro erecto rozaba entre mis piernas, sentía como crecía cada vez más y más al contacto con la suavidad de mi piel.

Mi boca y mi cuerpo te pertenecían por completo en ese instante, disfrutando de cada beso y cada caricia tan anhelados por los dos, he de decir que era mucho mejor que en mis sueños.


Tus labios recorrían mi cuello hasta mi nuca, bajando por mis hombros, con una de tus manos agarraste fuertemente mi pecho mientras tu boca se apoderaba del pezón que al contacto con su lengua se puso muy duro, me miraste a los ojos y me dedicas una sonrisa pícara, seguías mordisqueando y lamiendo mi pezón juguetón, sentía los espasmos de placer, cada vez que tu lengua lamía mis pezones.

Tu mano se fue deslizando por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, al sentir la humedad que había no pudiste evitar que se te escapara un gemido y morderte los labios.

Sentía como tus dedos recorrían mi sexo de delante atrás, haciéndome arquear la espalda, mi respiración se volvía más agitada, metiste tus dedos impregnados de mis fluidos, en mi boca, saboreé mi propia humedad dulzona, mojando bien tus deditos.

Bajaste tus dedos mojados hasta mi sexo de nuevo e introduces un dedo en él dibujando círculos en su interior, sentía como mi sexo ardía por dentro, en otro movimiento eran dos dedos los que entraban y salían de mi sexo.

Mis gemidos se convirtieron en gritos de placer, cuando tus labios aprisionaron mi clítoris separando con la mano los labios de mi sexo, mientras introducías tu lengua en él, sentía como entraba y salía de mi sexo, como lo recorrías lamiéndolo todo, cada vez más rápido y más fuerte.

Acercaste tu boca a la mía y me besaste con pasión, tu boca sabía a mi sexo, mientras te colocabas encima de mí y separabas mis piernas, colocando tu miembro en la entrada de mi sexo empujando con suavidad, fue resbalando con facilidad dentro de mí, hasta que con un golpe seco empujaste tu miembro hasta el fondo, primero despacio, entre gemidos, notaba como tu sexo iba rozando con las paredes del mío mientras entraba y salía de él, después el ritmo fue en aumento y los movimientos circulares de tus caderas.

Mi cuerpo se estremecía de placer, tu boca se apoderaba de la mía mordiendo mis labios, enredando tu lengua con la mía entre gemidos y gritos de placer.

Hasta que un gran estallido de placer recorrió mi cuerpo, entre espasmos y gemidos pude sentir como estás en tu momento de llegar al máximo placer y te retiro de mi interior para acercar mi boca a tu sexo y empezar a lamerlo, acariciarlo con mi lengua y mis labios, mientras colocaba tu pene entre mis pechos, mojando mi canalillo con mi saliva para que se moviera por él con más facilidad.


Entre tanto mi boca seguía acariciando la punta de tu pene, y masajeándola con mis pechos, tu respiración se acelera más y más, haciéndote estallar, tu néctar se derramó por mis pechos, acerco mi boca y mi lengua y mis labios recogieron esa mezcla de jugos dulzones.

Nos entregamos en un largo peso apasionado, fundiendo nuestros cuerpos en un abrazo sin fin.

Sigo soñando que me muero por besarte….y sentir el calor de tu piel sobre la mía amor…

by Dama




martes, 26 de enero de 2010

UNA AVENTURA


Estaba esperando a un amigo el viernes en la noche, para tomarnos un trago y disfrutar de los chocolates que me había traído de su último viaje. Tenemos una relación muy cercana, siempre me manda mensajitos picantes al celular, que yo siempre respondo en el mismo tono. Yo estaba algo nerviosa e impaciente, porque con él he hecho realidad algunas de mis fantasías. El encuentro era muy prometedor.

Nos fuimos a un motel un poco apartado de Madrid, donde hace un poquito de frío. Los besos no se hicieron esperar, ya que como él me pidió, no usé pintura de labios. Nos besamos mucho, tanto que me dolían los labios. Sacó un chocolate y me hizo comérmelo poco a poco, me dijo:


--- Saboréalo despacio, sin dejar de mirarme.


Yo lo hice, él sabía mi debilidad por el chocolate, la atmósfera era increíble: el frío, la cercanía de nuestros cuerpos, la atracción que sentíamos, el sabor del chocolate... aunque ni siquiera nos habíamos acariciado, ni desvestido, yo estaba ya ardiendo de deseo.

No dejó que el chocolate desapareciera en mi boca, lo compartimos con un beso lento y profundo. Su lengua recorría mis labios y su boca empezaba a saborear el exquisito manjar de los dioses.


Ya nuestras respiraciones se agitaban un poco. Comenzó a desvestirme lentamente, dejando caer mi blusa al suelo y besando suavemente mis hombros. Corría la tira de mi brasier blanco dejando pasear su lengua tocando ligeramente mis senos. Mis pantalones eran de botones, que fue soltando uno por uno, no teníamos prisa. La noche era nuestra. Jugó un rato con mi tanga y cuando sólo tenía mi ropa íntima me observó con esa mirada cómplice de deseo y amor, me decía cuanto le gustaba verme así, sólo con el encaje cubriendo mi piel.



Trató, en vano, de desabrochar mi sujetador y yo con una sonrisa lo ayudé, dejando mi torso libre a sus caricias. Ya estábamos libres de obstáculos, sólo se interponía entre nosotros mi diminuta tanga blanca, que se encontraba empapada de mis jugos. La deslizó y comenzó a comerme el sexo, sin quitármela. Yo estaba vuelta loca, gemía y él disfrutaba del sabor que mi sexo le obsequiaba generoso.


Mis manos acariciaban su cabello. De repente se detuvo y buscó otro chocolate, que mordió y me colocó en la boca. Me seguía besando los labios de la vagina haciéndolo deliciosamente, mientras mi sabor se confundía con el del cacao.



Yo arañaba su espalda y deseaba sentir el sabor de su erecto pene en mi boca. Se detuvo dándome un delicioso beso, con la tanga en su boca. Nos reíamos de su ocurrencia, me fui a su pene y le recorrí entero con mi lengua. Comencé a darle pequeñas lamidas y él estaba fascinado con las múltiples sensaciones que estaba experimentando. Parecía que iba a explotar y me pidió que me detuviera.

Me susurró que me montara sobre él, la sensación era exquisita, como sentía que me penetraba completa. Cabalgué sobre él un rato, mientras mis senos saltaban y él me tomaba por las caderas, dirigiendo mis movimientos. Luego, me coloqué de espaldas, dejándole ver ese espectáculo que le encantaba, ya que sé cómo se enloquece cuando me coloco de espaldas y de rodillas. Me embistió violentamente, ya nuestros gritos se mezclaban, nuestros fluidos se escurrían entre mis piernas. Se movía cogiéndome con furia, como él lo sabe hacer, mientras que humedecía sus dedos con un poco de su saliva para masajear mi clítoris. Mi orgasmo no se hacía esperar, él sabía que estaba próximo y aumentó un poco la velocidad, hasta hacerme llegar al delicioso clímax. Él aguantó todas mis contracciones sin parar sus movimientos. Mi orgasmo fue muy intenso, pero aún quería más.


Retiró su pene de mi interior y me recorría el cuerpo pasándomelo por todos lados, como si quisiera marcar su territorio. Su erección estaba deliciosa. Se montó sobre mí colocando mis piernas en sus hombros, penetrándome profunda y lentamente. Nos corrimos en una mezcla de pasión, gritos y sensaciones. Me acosté sobre él, estaba soñolienta, plena y feliz de sentir su piel.




Descansamos un rato y entre una copa de champán y otro chocolate, nos seguimos besando como prueba de ese pacto único que hay entre los dos.


© Paola