lunes, 9 de noviembre de 2009

UNA TARDE DE LLUVIA


Afuera sigue lloviendo. Lentamente me despierto del ligero sopor en el que estaba inmersa recostada en el sofá tras almorzar y veo que Charlie no está en la sala donde estoy yo.

¿Por dónde andará metido? Es un 'culo inquieto' como yo le llamo y le hace gracia: siempre anda buscando cosas para hacer. La palabra aburrimiento no existe para él.

Esa es una de las cosas que más me gustan de su forma de ser, entre tantas que son innumerables ya pues, cada día que pasa me sorprende con algo nuevo.

Voy directa a la ducha, y aunque afuera llueve intenso, se va desprendiendo de la tierra el calor que llevaba acumulado y dentro hace algo de sopor. Creo que se debe al día que llevamos Charlie y yo. Sí, al principio pensé que saldríamos pero ¡bendita lluvia! que nos ha dejado por hoy en casa.

Me encanta salir con él y pasear, recorrer sitios, comer fuera, hablar de nuestras cosas, descubrir nuevos paisajes a diferentes horas, pero hoy... quedarnos en casa ha sido un bálsamo, después de tanto tiempo separados, lo mejor que pudo pasar fue llover y tenerlo a él.


Salgo de la ducha, enfundada en mi albornoz, me acerco hasta la habitación donde está el ordenador y anda liado con sus escritos y poemas. Cada vez los hace más bonito, pues se lo curra bastante.

Le lanzo un beso desde la puerta pero me pide que me acerque. Ufff, acercarme de nuevo, con el deseo que tengo de él. No sé qué tendrá este hombre que me enciende con sólo mirarme, debe ser el cariño que siento por él.

Me coge de las manos mientras me acerco a sus labios y los beso. ¡ Qué bien saben sus besos, siguen teniendo ese toque varonil que me enerva ¡.

- ¿Qué haces?

-Ya ves, aquí escribiendo una historia, voy a aprovechar hoy que no salimos a la calle por la lluvia para terminarla.

-Lo sé, te has dedicado a otras cosas - le digo mirándolo con cara pícara-.

Se sonríe, y yo pienso que estar en el cielo debe ser algo parecido a esto, estar con tu chico, con el hombre al que quieres, y que te sonría de esa manera.

-¿Quieres hacer algo esta tarde? Afuera sigue lloviendo - me dice-.

-No, estoy bien aquí, así juntos los dos. Te dejaré con lo tuyo y me pondré a leer, ni me acuerdo de la última vez que cogí un libro.

-Sí, es que ahora te dedicas a otras cosas.

Estallamos los dos con risas de felicidad, de complicidad.


Me acerca hasta él y yo me siento a horcajadas sobre sus piernas. Me siente desnuda sobre su ligero pantalón corto.

-¿Qué has estado haciendo?

-Duchándome...

-Lo cual quiere decir que bajo ese albornoz...

-No hay nada que no sea piel.

Mete ligeramente sus manos entre los pliegues del albornoz, llegando hasta mis pechos que al contacto con sus manos, se tensan, se endurecen, me hace gemir con cada caricia. Sigue bajando, rodeando mis caderas, llega a mis muslos, en su interior vuelve a encontrar mi humedad, toda mi piel responde.

Nos miramos a los ojos, nuevamente encendidos de placer, le beso en la boca con furia, con deseo, con placer.

Me levanta para deshacerse de su pantalón corto, veo que vuelve a estar completamente encendido, todo para mí.




Vuelve a sentarme, esta vez sobre su miembro eréctil, me penetra mientras con sus manos en mis caderas me acerca cada vez más y más hasta él, mientras se introduce en mí una y otra vez.

Noto como sale y entra de mi cuerpo, y como éste recibe sus arremetidas tenso de placer, me junto a él, los dos sobre el asiento, me agarro fuertemente a sus hombros mientras balanceo mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás, con su sexo completamente metido en el mío.

Cuánto placer me da, siempre más y más. Le digo al oído que me voy a correr, me mueve con más rapidez, estamos los dos llegando al orgasmo, mete su cabeza entre mis pechos, sus manos agarran con fuerza mis caderas uniéndome a él, grita de placer, gritamos cuando nuevamente nuestros cuerpos se funden en uno para correrse al unísono.

Completamente exhausta por la nueva arremetida de mi chico me quedo un rato abrazada a él, lo beso con ternura y pasión, le digo que lo quiero.

Así pasa una tarde más de domingo, con el chico de mi vida haciendo lo que mejor se le da: hacerme la mujer más feliz del mundo.

Me tumbo en el sofá a leer mientras en mi vagina sigo sintiendo esos pequeños latidos producidos por el goce que me ha proporcionado una vez más mi hombre.



© Paola



1 comentario:

  1. Me gustan esos días de lluvia, nada que hacer, nada que pensar, solo sentir y dejarte llevar, el mundo fuera no existe se para el reloj, y los amantes cuerpos de dos seres que se entregan al entretenimiento de gozarse.

    Bella entrada querido amigo, saludos y besos desde la distancia.

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