lunes, 21 de diciembre de 2009

FELICIDADES


QUIENES HACEMOS ESTE BLOG



OS DESEAMOS


¡¡ FELIZ NAVIDAD !!


Dama Misteriosa


Paola

y

Javi

lunes, 14 de diciembre de 2009

EL DISFRAZ

Habíamos organizado pasar el fin de semana juntos, nada fuera de lo corriente, cosa que a ti no te gusta mucho, pero te encontrabas malo con resfriado, y no tenias el cuerpo para mucho trote en cuestión de viajes.

Organizándolo todo se me ocurrió darte una sorpresa con una de tus fantasías, que algún momento me habías contado, así que antes de ir a tu casa desde el aeropuerto, pase por una tienda de disfraces y lo compre.

Llegaría a casa antes que tú y así tendría tiempo suficiente para prepararlo todo.

Preparé algo ligerito de cena, una botella de nuestro vino preferido, velas por toda la casa, y aunque me costó mucho, conseguí encender la chimenea del salón.

Me duché y me dispuse a esperarte impaciente, tu enfermera particular te daría una sorpresa.


Llegaste a casa sobre las 9.30, escuché la puerta del garaje, me planté delante de la chimenea del salón, sobre la alfombra peluda que habíamos comprado en uno de nuestros viajes, la música sonaba de fondo y el ambiente era más que ideal.


Quiero decirte que al principio me sentí un tanto rara, al ver tu cara, y ver cómo te ponías las manos en los ojos y te reías.

Tengo que decir que el uniforme de enfermera era bastante sexi, lo suficientemente corto, para que se pudieran ver las medias blancas en conjunto con el ligero y el sujetador, apenas tenía tres botones por lo cual dejaba ver un generoso escote.


--¿Qué? Fue lo único que atiné a decir…

-- Nena, eres tremenda, y seguías riéndote.

-- Vale, está bien, no te gusta, un minuto y me lo quito.

-- De eso nada… mmm, menuda sorpresa cielo… aquí está tu enfermo para que lo atiendas, que estoy muy malito.

--- Si las enfermeras de verdad llevaran ese tipo de uniformes, los pacientes se negarían a abandonar los hospitales, me dijiste mientras te acercabas a mí.

---No estás aquí para hacer nada cariño, tú solo debes obedecer las órdenes de tu enfermera particular.

Con carita de mimoso, asentiste sin más rodeos.



Te fui desnudando lentamente recreándome, tú no parabas de tocarme e intentar levantarme el uniforme.

--- Las manos quietas, o te las tendré que atar.

Cuando te tenía completamente desnudo, te tumbé en la alfombra, boca abajo, abriendo tus piernas para meterme en medio de ellas, y poder así acariciarte con mi lengua desde tu cuello, morderte suavemente y sentir como se eriza tu piel, como de tu garganta sale un gemido, recorro tu espalda por completo con mi lengua, tus costados, tu cintura, ponerte como digo yo, por entero un pijama de saliva.
Deteniéndome en tus nalgas que muerdo y acaricio con pasión, tú no paras de moverte, de gemir, no te estás quieto, y te doy un azote, haciendo que des un respingo de placer, y sigo bajando con mi lengua y me entretengo en tu agujerito, tus gemidos me dicen que te gusta.

Recorro tus piernas, por el interior de tus muslos, llegando a tus talones, y te pido que te des la vuelta.

Deliciosa vista ver tu sexo en plena erección, y llego hasta él, para solo rozarlo con mi lengua, haciéndote gemir, subir hasta tu boca y fundirnos en un largo y apasionado beso, nuestras lenguas juegan, se entrelazan, te muerdo los labios suave pero intensamente, tus manos recorren mi cuerpo, quieres desnudarme, pero no me quitaré nada, solo te dejaré desabrochar los botones del uniforme, sigo entretenida en tu pecho mordisqueando tus pezones, seguir acariciándote con mi lengua tu abdomen, tu ombligo, tus manos juegan en mis pechos, por encima del sujetador, pellizcando mis pezones, pero yo sigo bajando, y me detengo en tus ingles.

Las acaricio juego con mis labios en ellas, bajando hasta tus testículos, los acaricio primero suavemente, los chupo y mordisqueo, mis manos se entretienen en tus piernas acariciándote lentamente con las yemas de mis dedos, mientras mi boca juega con tu sexo, suave y lentamente lo voy introduciendo en mi boca, sin manos, tú no paras de gemir, de pedirme que te deje jugar a ti también, pero no quiero, ahora no, solo quiero verte disfrutar.

Sigo jugando con mi lengua en tu sexo, lo chupo lo masajeo con mis manos, lo devoro por completo, tú estás muy excitado, no paras de moverte y de gemir y sé que no tardarás mucho en explotar, me retiro la bata hacia atrás y te pido que desabroches el sujetador.

--- Por fin cielo ya era que me dejaras jugara a mi también.

--- No cielo solo tienes que desabrocharlo, nada más…


Sigo jugando con tu sexo dentro de mi boca, lo meto por entero, lo chupo más deprisa, aumentando el ritmo, subiendo y bajando, tú estás a punto de explotar, agarro tu sexo y lo meto entre mis pechos y empiezo a masajearlos, subiendo y bajando, aprovechando las subidas para chuparlo con mis labios, aumento el ritmo, y tú, tus gemidos, tus movimientos de caderas, explotando en un maravilloso orgasmo, saliendo de tu garganta un tremendo y delicioso gemido, llenando mis pechos con tu leche.




Lentamente te vas relajando, mientras yo sigo acariciando tu sexo con mi boca, sentir tu cuerpo vibrar es maravilloso.

Nos besamos intensamente, me aprietas contra tu cuerpo, para no dejarme escapar.

--- Ni se te ocurra quitarte nada, ahora empieza mi juego para ti, me decías mientras sonreías y me guiñabas un ojo.


by Dama

jueves, 3 de diciembre de 2009

DISFRUTÁNDONOS

Los ventanales dejaban afuera gotas de lluvia,
los dos, sin recuerdos, desnudos en el suelo.
Éramos creadores del universo,
tú despertando vida sorbiéndome con tu boca,
yo dándote forma una y otra vez con mi lengua.
Chispas cargadas de deseos cruzaban
el espacio entre tu piel y la mía,
los gemidos con pasión se elevaban
al ritmo de caderas que nos sacudían.
Mi sudor y el tuyo recorrían
un canal formado en tu vientre,
querían mezclarse con tu savia
y formar un nuevo compuesto, único y silente.
Vacilante mordí los labios de tu rosita,
y entonces sentí entre mi lengua y mis dientes,
vivo, palpitando por primera vez...
los primeros latidos de nuestro mutuo placer.
Fue delicioso libar tan rico licor.
Javi.

viernes, 27 de noviembre de 2009

UN SUEÑO


Esta noche me he acostado con menos ropa de lo habitual. Este otoño está siendo templado y la ropa ligera será la única manera de apagar el calor que me inunda y frustra mi sueño. Pero no es la temperatura lo que esta noche no me deja dormir. Es mi pensamiento. No sé, hoy tengo la cabeza en otro sitio.

Doy vueltas en la cama, y cuando me giro, de repente apareces. Me clavas tus ojos, esa mirada que algunas veces me provoca y otras veces temo. Me empieza a gustar esa sensación y te devuelvo la mirada, no aparto mis ojos de los tuyos. Y entre miradas te vas acercando, vas rompiendo la distancia, va aumentando la temperatura y un leve temblor inunda mi cuerpo, y es en ese momento cuando apartas tu mirada de mis ojos para clavarla en mis labios que se humedecen suavemente con el roce de mi lengua

¡ Bésame.. no, mejor no lo hagas! porque en el momento en que tus labios rocen los míos ya no voy a poder frenar el deseo. Demasiado tarde, ya lo has hecho, a partir de ahora es mi cuerpo quien manda y quien dirija todos mis movimientos. Mi cabeza deja de funcionar.

Comienzo a notar que uno de mis muslos es rozado por las yemas de tus dedos, que desean explorar todos los rincones de este cuerpo que se deja hacer. Tu cuerpo, porque está dejando de ser el mío y solo responde a tus movimientos. Pero tú también estás respondiendo a los míos. Porque me aprisionas entre tus brazos y aprietas tu cintura contra la mía, que se descontrola. Déjame ver, si...

Me vuelves a mirar, me miras mientras mis manos desabrochan uno a uno los botones de tu pantalón, sin prisa, yo no la tengo, disfruta este momento, quiero que lo hagas, que lo hagamos. Y quiero que me sigas mirando como lo estás haciendo ahora, mientras tu camisa se deja deslizar hasta ser arrebatada.

Tus ojos se van de los míos para ver lo que en este momento me acaricias. Estás rozando toda mi piel, que se eriza al paso de tus dedos y es ahí cuando decides quitar todo aquello que te impida seguir tocándome y erizándome.

Lo ves en mis ojos, sabes que lo estás haciendo bien y por eso no te detienes. Pero déjame sentirte, deja que pase mis manos por tus brazos, por tu espalda, déjame sentir tu pecho. ¿Me dejas sentirlo? Dame la vuelta y permíteme sentirlo en mi espalda. Tu pecho en mi espalda y tus manos paseando por mi vientre, subiendo hacia mis pechos, ¿los notas? Están duros por tu presencia, por esas caricias que les estás dedicando. Los estás tratando con delicadeza, pero noto como va aumentando tu ritmo y cada vez los agarras más y más fuerte.

Mi respiración empieza a dejarse notar, y no es para menos, estás despertando en una serie de gemidos que me indican el momento en el que no voy a poder frenarme. Y lo consigues, siempre lo haces, y cuando llego a ese punto en el que ya no puedo más, tus ojos me ven disfrutar, se que te gusta verme hacerlo.

Permíteme incorporarme y ponerme de pie porque ahora te toca a ti sentir lo que me has dado. Siente mis labios ¿los notas? Están bajando suavemente, recorriendo tu cuerpo, ya sabes hacia donde me dirijo, y donde tú quieres que se dirijan. Ponte cómodo, es tu momento. Te acaricio y de repente, notas la humedad de mi lengua en tu pene que está completamente erguido, expectante. Recorro con mi lengua su longitud, saboreo el placer. Notas como penetra en mi boca, despacio, seguimos sin prisa. Pero mi ritmo aumenta, ahora soy yo la que lo lleva.
No te estoy mirando, pero sé que tus ojos me están viendo a mí. Se cierran, y lo hacen porque te estás dejando embriagar por la excitación ¿lo notas ahora? ¿Me notas ahora? Cada vez es más profundo, y más rápido, y más profundo. Siente como mi lengua te recorre, nota mis manos acariciar tus testículos, quiero que aprecies como los presiono, un poco más fuerte, y un poco más rápido y... Ya noto tu sabor, estoy sintiendo como mi boca se inunda de ti, sabes que no me incomoda, puedes estar tranquilo.

Y vuelves a mirarme como lo hacías al principio, quizás ahora me dediques una de tus sonrisas pícaras, de esas que hacen que me ponga nerviosa. Sí, lo has hecho. Pero por lo que veo eso no quiere decir que haya sido el final de nada, porque me conduces a la cama.

Quieres ponerte encima? Si, déjame sentir el peso de tu cuerpo y te estoy notando entrar. Lo estás haciendo muy despacio, no me haces daño, todo lo contrario. Suavemente y cuando estás ya en el interior terminas de adentrarte en mí con un fuerte golpe que me hace vibrar y consigue excitarme más aún. Y empiezas a bailar. Tu movimiento se va compenetrando con el mío, estás muy tranquilo.

Tus ojos me miran y los míos también a los tuyos, me encanta como lo hacen. Y en un momento me dices: ¡ Ojazos !. Y consigues sacarme una sonrisa que pronto se me borra porque has comenzado a acelerar y el placer y la excitación hacen que mi vista se nuble, que el vello de mi cuerpo se erice y que mi respiración se agite. La tuya también lo hace, puedo sentirla.


Seguimos sin prisa. Me pongo en frente tuyo y te doy la espalda. ¿Sabes lo que voy a hacer? Claro que si. Me inclino y dejo que tú también lo hagas. Vuelvo a notar tu pecho en mi espalda como lo hice al principio, pero esta vez estoy mucho más excitada, cada vez lo estoy más. Hasta las gotas de sudor que caen de nuestros cuerpos forman parte de la excitación que corre por mis venas y que ha logrado sustituir mi sangre. Te incorporas y mientras lo haces pasas la punta de tus dedos por la blanca piel de mi espalda y te sujetas a mis caderas, lo haces para volver a entrar en mí. Quiero que lo hagas.

Pero esta vez es diferente, mi cuerpo se ha dejado llevar demasiado y no puedo controlarlo. Tú tampoco pareces tener el control del tuyo. Oye mis gemidos, son el resultado del orgasmo que estoy teniendo, no pares ahora. Me has hecho caso, porque cada vez te noto más adentro, noto como haces fuerza contra mí, yo también la hago, porque quiero que alcance hasta lo más profundo. Una y otra vez, no puedo más voy a estallar, voy a estallar de placer. Y sigues cada vez más y más…..Justificar a ambos lados

©Paola





miércoles, 18 de noviembre de 2009

DELICIOSO PARA LOS DOS


Tras haber hecho el amor esa tarde nos dirigimos al cuarto de aseo para ducharnos. A mí se me apetecía más un baño de espuma y aceites, así que dejé que te ducharas y te fueras a descansar mientras yo me sumergía en un agradable baño de esencias.

Cuando terminé de mi relajante sesión de espumas, quise volver a olerte. Me acerqué suavemente para no despertarte, tu delicioso olor seguía allí, pese a una intensa tarde de sexo seguía oliendo bien. Estaba perdiendo la cordura con ese aroma tan delicioso, empecé a bajar besándote suavemente el pecho llegando al vientre, a tu vello arremolinado en torno a ese pene, olía a ti, era el olor del instinto, del placer, de todo lo que había pasado aquella tarde, todo volvía a mi mente cuando me deleitaba con ese olor a sexo.

Sumergí la cara en tu entrepierna, cogí el pene con la boca, estaba flácido aunque no del todo, lo acaricié con mi lengua con suaves movimientos comencé a masturbarte, me gusta ver ese pene en erección, es delicioso, majestuoso.

Saqué la lengua y con dulzura me humedecí los labios, lo volví a besar, suave y cálidamente, lo metí en mi boca, con poca prisa y mucho deleite, lo fui degustando. Hacía círculos alrededor de tu glande, y aprovechaba las primeras gotas de placer que asomaban para humedecerle.

Tú te movías excitado en tus sueños. Lo saqué y seguí lamiendo todo el tronco de tu increíble pene, lo lamía como si fuera un helado a punto de deshacerse. Acurrucada entre tus piernas lamí tus testículos. Un gemido salió de tu boca. Al oírlo empecé a humedecerme otra vez. Fue el impulso que necesitaba, lo metí en mi boca, y lo empecé a chupar de mil maneras, a distintas velocidades y acompañada de las manos para que el placer fuera mayor.


Tú estabas excitado, no sabías por qué, pero estabas tremendamente cachondo y caliente, al abrir los ojos viste un bulto bajo las sabanas que estaba en movimiento, yo estaba ahí, dándote un magnífico despertar. Estabas demasiado excitado, los sueños que habías tenido en el rato que te dejé descansar ninguno me había hecho justicia, lo hacía mejor que lo que tu memoria y tu imaginación te permitía representar. Notabas mis labios, mi lengua, caliente, húmeda. Cómo subía y bajaba, cómo iba disfrutando cada salida y entrada de esa maravillosa boca que tan cachondo te ponía sólo imaginándome ahí.


Me destapaste, te miré sorprendida, mientras seguía haciéndotelo. Estaba muy excitada, lo estaba haciendo con gusto, con mucho gusto. Aceleré el ritmo de mis lametones, de mis caricias, empecé a hacerlo de una manera que te volvía loco, no sabría explicar cómo, pero no creía que fueses a aguantar mucho más.


Lamía sin parar, mi meta ahora mismo era hacerte correr, que tuvieras un gran orgasmo. Te ibas a correr, lo sabía, empezaste a notar ese cosquilleo, ese placer inmenso.... Querías apartarme, pero seguía masturbándote y lo volví a introducir en mi boca, lamiéndolo más rápido que nunca, de una manera casi violenta.


Tú, al borde del orgasmo, veías cómo todo ocurría y en el momento que notaste de nuevo mis labios, y mi lengua alrededor de tu pene, estallaste en mi boca, embistiéndola con el pene sin poder contenerte, llenando esta preciosa boca que tanto te gusta con tu leche.


No podías creértelo, estabas disfrutando más que nunca, un gemido espectacular salió de tu garganta. Terminé acariciándolo con mis labios y mi lengua con mucha ternura, mientras te dedicaba un guiño.


Sonriendo, te miré a los ojos de nuevo con deseo, ternura y malicia y te susurré mientras te daba un beso en la mejilla: "Te has despertado, cariño, ahora descansa, nos veremos en la cena."

by Dama





lunes, 9 de noviembre de 2009

UNA TARDE DE LLUVIA


Afuera sigue lloviendo. Lentamente me despierto del ligero sopor en el que estaba inmersa recostada en el sofá tras almorzar y veo que Charlie no está en la sala donde estoy yo.

¿Por dónde andará metido? Es un 'culo inquieto' como yo le llamo y le hace gracia: siempre anda buscando cosas para hacer. La palabra aburrimiento no existe para él.

Esa es una de las cosas que más me gustan de su forma de ser, entre tantas que son innumerables ya pues, cada día que pasa me sorprende con algo nuevo.

Voy directa a la ducha, y aunque afuera llueve intenso, se va desprendiendo de la tierra el calor que llevaba acumulado y dentro hace algo de sopor. Creo que se debe al día que llevamos Charlie y yo. Sí, al principio pensé que saldríamos pero ¡bendita lluvia! que nos ha dejado por hoy en casa.

Me encanta salir con él y pasear, recorrer sitios, comer fuera, hablar de nuestras cosas, descubrir nuevos paisajes a diferentes horas, pero hoy... quedarnos en casa ha sido un bálsamo, después de tanto tiempo separados, lo mejor que pudo pasar fue llover y tenerlo a él.


Salgo de la ducha, enfundada en mi albornoz, me acerco hasta la habitación donde está el ordenador y anda liado con sus escritos y poemas. Cada vez los hace más bonito, pues se lo curra bastante.

Le lanzo un beso desde la puerta pero me pide que me acerque. Ufff, acercarme de nuevo, con el deseo que tengo de él. No sé qué tendrá este hombre que me enciende con sólo mirarme, debe ser el cariño que siento por él.

Me coge de las manos mientras me acerco a sus labios y los beso. ¡ Qué bien saben sus besos, siguen teniendo ese toque varonil que me enerva ¡.

- ¿Qué haces?

-Ya ves, aquí escribiendo una historia, voy a aprovechar hoy que no salimos a la calle por la lluvia para terminarla.

-Lo sé, te has dedicado a otras cosas - le digo mirándolo con cara pícara-.

Se sonríe, y yo pienso que estar en el cielo debe ser algo parecido a esto, estar con tu chico, con el hombre al que quieres, y que te sonría de esa manera.

-¿Quieres hacer algo esta tarde? Afuera sigue lloviendo - me dice-.

-No, estoy bien aquí, así juntos los dos. Te dejaré con lo tuyo y me pondré a leer, ni me acuerdo de la última vez que cogí un libro.

-Sí, es que ahora te dedicas a otras cosas.

Estallamos los dos con risas de felicidad, de complicidad.


Me acerca hasta él y yo me siento a horcajadas sobre sus piernas. Me siente desnuda sobre su ligero pantalón corto.

-¿Qué has estado haciendo?

-Duchándome...

-Lo cual quiere decir que bajo ese albornoz...

-No hay nada que no sea piel.

Mete ligeramente sus manos entre los pliegues del albornoz, llegando hasta mis pechos que al contacto con sus manos, se tensan, se endurecen, me hace gemir con cada caricia. Sigue bajando, rodeando mis caderas, llega a mis muslos, en su interior vuelve a encontrar mi humedad, toda mi piel responde.

Nos miramos a los ojos, nuevamente encendidos de placer, le beso en la boca con furia, con deseo, con placer.

Me levanta para deshacerse de su pantalón corto, veo que vuelve a estar completamente encendido, todo para mí.




Vuelve a sentarme, esta vez sobre su miembro eréctil, me penetra mientras con sus manos en mis caderas me acerca cada vez más y más hasta él, mientras se introduce en mí una y otra vez.

Noto como sale y entra de mi cuerpo, y como éste recibe sus arremetidas tenso de placer, me junto a él, los dos sobre el asiento, me agarro fuertemente a sus hombros mientras balanceo mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás, con su sexo completamente metido en el mío.

Cuánto placer me da, siempre más y más. Le digo al oído que me voy a correr, me mueve con más rapidez, estamos los dos llegando al orgasmo, mete su cabeza entre mis pechos, sus manos agarran con fuerza mis caderas uniéndome a él, grita de placer, gritamos cuando nuevamente nuestros cuerpos se funden en uno para correrse al unísono.

Completamente exhausta por la nueva arremetida de mi chico me quedo un rato abrazada a él, lo beso con ternura y pasión, le digo que lo quiero.

Así pasa una tarde más de domingo, con el chico de mi vida haciendo lo que mejor se le da: hacerme la mujer más feliz del mundo.

Me tumbo en el sofá a leer mientras en mi vagina sigo sintiendo esos pequeños latidos producidos por el goce que me ha proporcionado una vez más mi hombre.



© Paola



sábado, 31 de octubre de 2009

LAMERTE

Quiero lamer tu cara tersa y tierna.
Lamer tus lágrimas que no serán de dolor.
Lamer tu respiración agitada, excitada.
Lamer tu saliva, tus dientes...tu paladar.
Lamer tu cuello de piel suave y larga.
Lamer despacito tus oídos que me oirán intenso.
Lamer con calma tu pecho y sentirlo endurecerse en mis labios.
Lamer tu vientre tembloroso y besar tu ombligo.
Lamer tus caderas de masa rica…morder un poco, quizá.
Lamer tus muslos, tus ingles, tus glúteos redondeados e imperfectos.
Lamer tu rosa y sentirla indecisa mientras mi lengua juega sutil a penetrarla.
Lamer los jugos de tu placer que ya brotan sin control y corren por ti, sazonándolo todo.
Lamer tu sexo ardiente que me aloca.
Hundirme en él hasta que no me quede lengua, ni labios.
Ojalá no antes de sentir como estallas, como me mojas la cara mientras tus entrañas gritan sin control ininteligibles gemidos extasiados. Sentir el peso de tu cuerpo volverse la mitad en uno solo de mis dedos…o en dos.
Cuanto placer!!!!
Luego abrazarte. Abrazarte con ternura. Contemplar tus pupilas dilatadas y tu boca titilante. Esperar a que vuelvas de donde sea que fuiste. Celoso de no haberme ido contigo.

Javi

sábado, 24 de octubre de 2009

EL MASAJE

Era una noche de verano, algo calurosa. Después de un largo día de visitas a los lugares más bellos de la ciudad de Venecia, llegamos al hotel. Tú tenías mucha prisa por llegar a la habitación y darte un baño, pero yo tenía otros planes para esa noche, y no quería que me los estropearas.

-- Cariño, te digo. Vete subiendo yo tengo que hacer una compra en la boutique del hotel.

Me pusiste carita de mimoso, con la que me quieres decir, --- Nena por favor ya es hora de que descansemos y pasemos un ratito solos tú y yo.

-- Prometo no demorarme, te conteste, vete duchándote que subo enseguida.

Quería que la noche fuera especial, y había pensado en un Masaje Erótico. En la mañana ya había pasado por la perfumería del hotel y había comprado unos aceites esenciales, ahora solo quedaba recogerlas.

Cuando llegué a la habitación estabas saliendo de la ducha, y con tu carita mimosa, me dijiste, nena no podía mas, las piernas me estaban matando, pero te prometo que después de cenar nos duchamos juntos.

Te sonreí traviesamente, y me acerqué para darte un dulce beso, no te preocupes mi niño travieso, la noche es larga.

Me miraste con cara de querer saber, ¿Qué te compraste?

-- Nada amor, ya lo sabrás en su momento, ahora solo descansa que yo me voy a la ducha.

Me tomé mi tiempo para que pudieras descansar y relajarte.

Al salir del baño, estabas tumbado en la cama, relajado viendo la TV, me paré en la puerta, esperando que me miraras.


--- ¿Albornoz? me dices. Tú no usas esas cosas, yo esperaba algo más sugerente.

Simplemente te miré, y deje caer el albornoz por mis hombros, no llevaba nada debajo.

Tu carita cambio al instante, esa sonrisa picarona, y con el dedo mi hacías señas para que me acercara a tu lado, pero no, esta noche mando yo.

-- Túmbate en la cama, quítate el boxers, y déjame hacer.

Sin darme tiempo a decir nada más te desnudaste y te dejaste caer en la cama.


Me acerque a ti y me puse encima de tu abdomen, sentada desnuda.

-- Cielito que calentita estás, me dijiste.

--- Relájate y disfruta cielo, simplemente déjate llevar.

Empecé a derramar gota a gota el aceite de almendras, por tu pecho, lentamente, solo usar las puntas de los dedos, suave, solo rozar, bajando hasta tu abdomen, poco a poco, cuando llego hasta tu pubis, pero me desvío, y te masajeo tus ingles haciendo que la punta de mis dedos vaya rozando tu sexo ya erecto, y sigo con tus piernas, una a una, hasta llegar a la planta de los pies. Y sigo masajeándote tus dedos uno a uno suave.


Mirando desde abajo puedo ver que estás muy excitado, empiezo a subir poco a poco por tus piernas, me paro al llegar a tu miembro, grande y duro… mmm, te lo unto todo de aceite, me doy la vuelta y con mis pies te empiezo a masturbar, suave, lento, tocando con mis dedos la punta de tu pene, estás excitado, mucho, y sigo subiendo el ritmo de mi masaje con los pies, te gusta, no paras de gemir, y sigo subiendo y bajando, acelerando el ritmo, y siento en mis pies la hinchazón de tu miembro, cada vez más, y sigo acelerando el ritmo, con más fuerza…




Tú estás ya totalmente tendido con los brazos abiertos y tus ojos cerrados, y sigo con el ritmo fuerte, mas fuerte cada vez, noto tus espasmos en tu miembro, duro y a punto de explotar, hasta sentir un gemido agudo que sale de tu garganta, y ver como tus fluidos se derrama por mi pies.


Después de unos minutos, me miras, mordiéndote los labios, te incorporas y me besas apasionadamente.

-- Cielo que cosa más rica. Ahora ¿me dejarás hacer a mí?.

by Dama

lunes, 19 de octubre de 2009

EL DIA QUE CONOCÍ A CHARLIE


Llegué al aeropuerto demasiado temprano para mi vuelo y me senté a esperar antes de facturar. Saqué mi libro y hojeé unas cuantas páginas pero no lograba concentrarme desde que próxima a mí oí una voz varonil suave y ronca, que correspondía a un hombre atractivo y magnético a la vez.

Conforme iba pasando el tiempo, crecía mi curiosidad por este joven, sensual a la vista, sin que tuviese voluntad de eludir la mirada y lo mejor era que él tampoco dejaba de mirarme. Confieso que sin explicación alguna, sentía que mis pulsaciones se aceleraban con su cercanía.

El hizo primero la facturación de su equipaje y poco después facturé yo, y luego lo perdí de vista por un tiempo.





Cuando llamaron para embarcar estaba casi dormida, y entonces lo recordé, lo busqué rápidamente y no lo vi. Entré en el avión, llegué a mi fila y cuando coloqué el equipaje de mano en la parte superior mis pulsaciones se aceleraron bruscamente cuando noté que el pasajero detrás de mí era él.

Me desvistió con la mirada y yo me sentí tan vulnerable como si no tuviera una pieza de ropa encima… Pensé cómo iba a poder resistir tres horas de vuelo sabiendo que él respiraba tras de mi…

Cuando cerraron la puerta del avión comprobé que los asientos a mi lado estaban vacios, y tratando de distraer mi intranquilidad comencé a repasar las revistas a mi disposición, pero mi mente me traicionaba continuamente con unas ganas locas de volver la cabeza y saber qué hacía o al menos preguntarle su nombre…

Cerré mis ojos tratando de dormir ya que había tenido que levantarme muy temprano para llegar al aeropuerto…y entonces oí su voz, tan cerca que me asusté, abrí los ojos y era él, cerca, preguntándome si podía sentarse en el asiento a mi lado. Cómo decirle que no, cómo negarme a la energía que me daba este hombre?. Asentí con una sonrisa, él se quitó su chaqueta marrón y se sentó a mi lado...


Me preguntó mi nombre, me dijo el suyo, Charlie se llamaba, y me dio su mano, fuerte, suave. Mi piel se erizó con su contacto, sentía que no podía ocultar mi rubor, sentía que estaba entregada a él sin que ni siquiera me lo hubiese pedido. Quería bajar el volumen de mis latidos y mi mente no respondía a mis órdenes.

Comenzamos a hablar e indagamos sobre nuestras vidas. Era inteligente, divertido, huidizo a veces … su respiración me acercaba al borde irreconocible de la pasión, me sentía atrevida, sensual, capaz de traspasar los bordes de la cordura y acercarme sin límite a esa boca que con cada palabra me invitaba a probar. Me hablaba y yo solo podía ver su lengua lisa y suave… mis ojos lo invitaban a besarme.



No sé en qué momento sucedió, sentí su mano suave acercando mi cabeza firmemente a la suya, entonces me besó, saboreé esa lengua que acababa de detallar y la sentía suave y divina. Lo hicimos por largo rato, nos conocimos profundamente a través de los besos, nos descubrimos el deseo, nos desnudamos la pasión… parecíamos unos desquiciados, todo a nuestro alrededor desapareció…


Sentí sus manos rozarme. Lentamente tocaba mi cuerpo por encima de mi ropa, mi cuerpo hablaba de coincidencias, indolente, entregada a su contacto. Mi mente descifraba sus caricias entre los espacios que dejaba su lengua, cuanto deseaba ser suya... qué importa lo demás… el deseo te lleva a abismos donde quieres saltar y en la caída está el placer…



Empecé a tocarlo, le saqué su camisa del pantalón y toqué su espalda suave, caliente, deslicé mis manos por su pecho, abrí su pantalón, para ese entonces estábamos tapados con las mantas de vuelo… deslicé mi mano y acaricié su duro y jugoso pene.

Estábamos tan excitados que nuestras respiraciones se entrecruzaban y respiraba de su aire. Sus ojos eran como fuego de tanto deseo… mi boca insaciable le dio un placer infinito.


Él me tocó toda, poco a poco engañó a mi ropa y me hizo vulnerable, sus manos me hicieron el amor, me acosaron, me regalaron un viaje de ida a vuelta al cielo, marcaron mi tiempo… la pasión me convirtió en amante de esta anarquía divina. Y el deseo… inmenso, estaba regado por doquier… una entrega total e infinita, sin tiempo ni lugar… donde solo existíamos él y yo.



No sé cuanto duró y no importa, los bordes de la pasión no reconocen definiciones ni formas. Yo… le coqueteé a la vida, me dominó el caos de los deseos y los besos que anhelé. El… me hizo libre y me dio las alas que necesité. La vida por su parte, nos prometió la oportunidad de conocernos… y a partir de ahí comenzar una relación maravillosa…con sus altos y bajos, como ya os contaré en sucesivas ocasiones.


© Paola

martes, 13 de octubre de 2009

DESEOS

Hoy quiero que sientas
mis susurros en tu oido
mis besos en tu nuca y que
todo lo que te diga
te llene, te excite..
cuando acaricie tu pecho
o pasee mis labios en tus pezones
haciendo que crezcan
entre mis dedos
y se escape un jadeo
de tu garganta
al notar la humedad
que te llena...


Pero no me pararé ahí
desnudaré tu cuerpo
enteramente
recorriéndolo, lenta
muy lentamente
disfrutando de cada botón
que te pone más ardiente
resbalando, bañándome
en las humedades internas
penetrándote mientras
mi sexo se apriete, palpitando
contra tus nalgas suaves
llevándote a un clímax
intenso, casi doliente
que te hace musitar
lléname, lléname ya de ti
y me clavo con fuerza
abriéndote como flor
rociada de tus flujos
que son el mejor licor.

Mientras empujo
te mueves...
y te aprietas, y me muerdes
y me buscas con tus manos
siento tu corazón
tus pezones erectos se escapan
entre mis dedos traviesos
mientras sientes el temblor
que cubrirá de un rubor
las mejillas de tu rostro
al abandonarte
a mi, a todo...


Te diré suavemente:
goza cariño, goza
siénteme tanto como puedas
soy tuyo nada más
ahora, siempre, y más.

Javi.

viernes, 9 de octubre de 2009

LA SORPRESA


Hacía tiempo que tenía en mente darte una sorpresa, con una de tus fantasías que hasta el momento no habíamos realizado: un striptease, acompañado de diversos juegos.


Te esperé como siempre en la habitación de nuestro Hotel. Al rato de llegar y estar terminando de hacer los preparativos escuché la puerta… y ahí estabas tú, tu cara de sorpresa lo decía todo y por tu sonrisa, supe que te gustaba lo que veías.


--- Cielo que sorpresa, no te esperaba hasta después del almuerzo, según me dijiste… Ven, acercarte que quiero darte un beso.


--- No, te lo daré yo a ti, pero las manos quietas, hasta que yo no te ordene, solo observa y disfruta.



Yo llevaba puesto un camisón de seda negro, un ceñido corpiño, que marcaba mis pechos. Si hay algo de mi cuerpo de lo que estoy orgullosa son de ellos, son generosos, pero sin llegar al exceso, naturales, y de momento se conservan firmes, tengo debilidad por mis pechos, y sé que a ti también te gustan, lo sé por el tiempo que pasas degustándolos con pasión y deseo: unas medias negras con su debido liguero, unas brasileñas de encaje y tacones de aguja negros.




--- Ummm, por mi encantado, lo que tú ordenes mi Dama.



Te lleve hasta el sillón, te senté en el, abrí mis piernas y me puse sobre ti, mientras te besaba suavemente iba desabrochando los primeros botones de la camisa, te acaricié los labios con mi lengua, tus manos corrían hacia mi culo, pero…




--- Las manos quietas, ya te dije que solo observes hasta que yo te dé permiso.


Me levanté, y puse la música, “ You can leave your hat on” de Joe Cocker. Empecé a bailar, moviendo mis caderas, acariciándome, dejándome llevar por la música, cerré mis ojos y comencé a subir el camisón, solo un poco para que pudieras ver lo que había debajo, mis pechos se movían pausadamente al ritmo de la música, poco a poco fui dejando caer los tirantes del camisón, hasta que cayó al suelo, quedando a tus ojos con el corpiño y brasileñas de encaje transparente, que dejaba al descubierto gran parte de mis encantos.


Me fui hacia ti, me senté encima tuya besándote suavemente, te desabroché los pantalones y podía notar como tu pene estaba en pleno auge bajo tus slips, podía ver tu humedad, pero aun no era el momento.




--- Cielo me estás poniendo muy malito, ¿puedo jugar yo también?


--- No, aún queda, solo observa y disfruta…


Aún sentada sobre ti me desabrocho el corpiño para dejar mis pechos delante de tus ojos, ummm están ya erectos, los acaricio, meto mis dedos en tu boca, que los chupa con deseo, los paso por mis pezones y te los vuelvo a meter en tu boca, tú en estos momentos estás ya muy excitado, al igual que yo. Me levanto y me pongo delante de ti, sigo bailando mientras voy desabrochando el liguero de las medias, lento.. suave, termino de quitarlo del todo, y empiezo a acariciar mis piernas de abajo arriba, deleitándome.




Me acerco a la mesa y tomo una de las copas de vino y la lleno, te la doy, pero no quiero que bebas, cojo el reposapiés del sillón y me subo en él sin dejar de bailar, lentamente voy bajando una de las medias, pero solo hasta media pierna, te pido que seas tú el que la termine de quitar, y así lo haces, suave… lento, acariciando mi piel con las yemas de tus dedos, te pido la copa de vino, quiero que te sientes de nuevo en el sillón, pongo mi pie en tu sexo y lo acaricio suave lentamente y voy subiendo poco a poco hasta llegar a tu boca, cojo la copa de vino y derramo poco a poco el vino desde mi rodilla, y te pongo mis dedos en la boca, para que bebas, ummm, me excita sentir tu lengua acariciando mis dedos, chupándolos, bebiendo todo el vino que voy derramando, toda una delicia, estas muy excitado y quieres seguir con las caricias, pero no aún no te toca, pues ahora llega la mejor parte.


Me levanto y me voy al sofá, saco de debajo de un cojín mi juguetito, lo tenía escondido, ver tu cara es toda una delicia, sorpresa y asombro a la misma vez, no pierdes ni un segundo. te desnudas por completo y te pones cómodo en el sillón sin dejar de mirarme preparándote para disfrutar de mis juegos.


Me tumbo en el sofá y busco la postura más cómoda, abro mis piernas, tomo mi juguete y lo introduzco por mis braguitas, acariciándome el clítoris, dios que placer, es un movimiento suave pero constante.

Me desprendo de las brasileñas, me miras fijamente, ver como miras con deleite mi sexo depilado, expuesto para ti, hacía que mi excitación aumentara.


Sigo acariciándome con mi juguete mientras no paro de gemir, introduzco mis dedos en mi sexo para chupármelos después, me encanta como sabe mi rosita hace que me excite más.


Empecé a jadear con más fuerza, mi cuerpo se estremecía, mis caderas no paraban de moverse, mi cuerpo vibraba, y yo no paraba de gritar y de gemir, era el momento del orgasmo, así pasaron unos minutos.


Cuando abrí mis ojos, ahí estabas tú, con una carita deseo de querer ser tú el que ahora me produjeras tanto placer.
Me levante, te extendí mi mano y te acercaste…
Mientras te besaba, me decías…


--- Me encanta ver cómo te corres, en esos momentos eres la mujer más sexy del mundo. Pero ahora quiero jugar yo también, no seas mala.



Te tumbé en la cama, tu miembro estaba muy erecto, grande y poderoso, me senté encima de ti, despacio, acerqué tu pene a mi vagina, solo la punta, con ese primer contacto, hizo que emitieras un gemido que me excitó aún mas, lentamente tu pene fue entrando, disfrutando de mi calor, de la presión que mi sexo hacia en él, seguías gimiendo, arqueando tu espalda, te seguía cabalgando aumentando el ritmo, notaba tu pene en toda su dimensión dentro de mí en cada embestida, no parábamos de gemir, de movernos más rápido, tus manos devoraban mis pechos, y seguía aumentando el ritmo, no quería parar, cada movimiento, cada embestida hacia que tu pene se hinchara más y más, y el placer era único.


Tu excitación estaba llegando al límite, y sabia que tu orgasmo estaba cerca, quería correrme contigo, me dejé llevar aumentando mis movimientos, mis subidas y bajadas, y así en una oleada de gemidos, y gritos explotamos los dos juntos en un orgasmo alucinante.


Me encanta ver tu cara y el brillo de tus ojos cuando te corres.


Bañados en sudor y exhaustos nos abrazamos, besándonos apasionadamente, una vez más habíamos disfrutado de nuestro encuentro, nada que decir, solo mirarnos, sonreír, y dejarnos vencer por el somnoliento relax de nuestros cuerpos.

by Dama.