sábado, 24 de octubre de 2009

EL MASAJE

Era una noche de verano, algo calurosa. Después de un largo día de visitas a los lugares más bellos de la ciudad de Venecia, llegamos al hotel. Tú tenías mucha prisa por llegar a la habitación y darte un baño, pero yo tenía otros planes para esa noche, y no quería que me los estropearas.

-- Cariño, te digo. Vete subiendo yo tengo que hacer una compra en la boutique del hotel.

Me pusiste carita de mimoso, con la que me quieres decir, --- Nena por favor ya es hora de que descansemos y pasemos un ratito solos tú y yo.

-- Prometo no demorarme, te conteste, vete duchándote que subo enseguida.

Quería que la noche fuera especial, y había pensado en un Masaje Erótico. En la mañana ya había pasado por la perfumería del hotel y había comprado unos aceites esenciales, ahora solo quedaba recogerlas.

Cuando llegué a la habitación estabas saliendo de la ducha, y con tu carita mimosa, me dijiste, nena no podía mas, las piernas me estaban matando, pero te prometo que después de cenar nos duchamos juntos.

Te sonreí traviesamente, y me acerqué para darte un dulce beso, no te preocupes mi niño travieso, la noche es larga.

Me miraste con cara de querer saber, ¿Qué te compraste?

-- Nada amor, ya lo sabrás en su momento, ahora solo descansa que yo me voy a la ducha.

Me tomé mi tiempo para que pudieras descansar y relajarte.

Al salir del baño, estabas tumbado en la cama, relajado viendo la TV, me paré en la puerta, esperando que me miraras.


--- ¿Albornoz? me dices. Tú no usas esas cosas, yo esperaba algo más sugerente.

Simplemente te miré, y deje caer el albornoz por mis hombros, no llevaba nada debajo.

Tu carita cambio al instante, esa sonrisa picarona, y con el dedo mi hacías señas para que me acercara a tu lado, pero no, esta noche mando yo.

-- Túmbate en la cama, quítate el boxers, y déjame hacer.

Sin darme tiempo a decir nada más te desnudaste y te dejaste caer en la cama.


Me acerque a ti y me puse encima de tu abdomen, sentada desnuda.

-- Cielito que calentita estás, me dijiste.

--- Relájate y disfruta cielo, simplemente déjate llevar.

Empecé a derramar gota a gota el aceite de almendras, por tu pecho, lentamente, solo usar las puntas de los dedos, suave, solo rozar, bajando hasta tu abdomen, poco a poco, cuando llego hasta tu pubis, pero me desvío, y te masajeo tus ingles haciendo que la punta de mis dedos vaya rozando tu sexo ya erecto, y sigo con tus piernas, una a una, hasta llegar a la planta de los pies. Y sigo masajeándote tus dedos uno a uno suave.


Mirando desde abajo puedo ver que estás muy excitado, empiezo a subir poco a poco por tus piernas, me paro al llegar a tu miembro, grande y duro… mmm, te lo unto todo de aceite, me doy la vuelta y con mis pies te empiezo a masturbar, suave, lento, tocando con mis dedos la punta de tu pene, estás excitado, mucho, y sigo subiendo el ritmo de mi masaje con los pies, te gusta, no paras de gemir, y sigo subiendo y bajando, acelerando el ritmo, y siento en mis pies la hinchazón de tu miembro, cada vez más, y sigo acelerando el ritmo, con más fuerza…




Tú estás ya totalmente tendido con los brazos abiertos y tus ojos cerrados, y sigo con el ritmo fuerte, mas fuerte cada vez, noto tus espasmos en tu miembro, duro y a punto de explotar, hasta sentir un gemido agudo que sale de tu garganta, y ver como tus fluidos se derrama por mi pies.


Después de unos minutos, me miras, mordiéndote los labios, te incorporas y me besas apasionadamente.

-- Cielo que cosa más rica. Ahora ¿me dejarás hacer a mí?.

by Dama

1 comentario:

  1. Erótico al máximo, un soplo de aire fresco, en la cómplice relación de esta pareja.
    La conjugación perfecta de dos en uno, el culto por el placer de la pareja.

    Saludos y besos desde la distancia.

    ResponderEliminar